Sara, desde Chiclana, nos realiza la siguiente consulta:
Mi padre tiene 92 años y dice que no tiene sed y no bebe apenas agua.
¿Qué puedo hacer?
La necesidad de una ingesta hídrica adecuada es importante en todas las edades, pero especialmente en la infancia y en la edad avanzada.
Con el envejecimiento se producen cambios metabólicos en el organismo que hacen que el riesgo de deshidratación se encuentre elevado: existe una pérdida de agua corporal y hay una disminución en la sensibilidad a la sed.
Además, es frecuente que el anciano se vea afectado por enfermedades crónicas, deterioro físico y/o neurológico, que dificultan el acceso a los líquidos, afectan negativamente a la sensación de sed y a la regulación de los fluidos. Es por ello por lo que hay que vigilar que nuestros mayores estén bien hidratados y tomen la cantidad mínima necesaria de 1.500 ml de agua o líquido de bebida al día, enseñándoles a beber aún sin la sensación de sed.
Más información:
Comedores Saludables: Hidratación de las personas mayores
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